En el desierto
vi una criatura, desnuda, bestial,
que, agachándose en el suelo
se cogió el corazón con las manos
y se lo comió.
Dije: “¿Está bueno, amigo?”.
“Está amargo, amargo”, me respondió,
“pero me gusta
porque está amargo
y porque es mi corazón”.
(Fuente: Gaby Brusa)
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