LOS OJOS DEL ASTRONAUTA
LOS OJOS DEL ASTRONAUTA
Han de quedar arriba, abajo, allá,
en el vasto horizonte
de las estrellas:
el necio regocijo del laurel,
la piedad satisfecha de sí misma
o la felicidad comparativa.
A salvo la cerviz anestesiada,
la bisagra del miedo,
la ignorancia cautiva,
la calderilla oxidada de la incultura.
A salvo los botines oscuros del censor,
las mieles de las cobas estratégicas,
los gusanos que horadan y degustan
el queso sin porciones de la codicia.
A salvo el exterminio en las pantallas,
la sangre en el canal de la costumbre,
la empatía podrida en los espejos,
la inopia merecida de los espectadores...
Han de quedar arriba, abajo, allá,
en el vasto horizonte,
siempre a salvo
de la melancolía que gobierna
los ojos del astronauta.
Ilustración Freepik
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