JAZZ DE LAS GANDOLAS
JAZZ DE LAS GANDOLAS
Las gandolas atraviesan la noche
llevando la necesidad puntual
o la más onerosa vanidad.
la orquesta de sus motores
al lado de somnolientos autobuses.
Acelerando el saxo de sus bujías,
el clarinete de sus radiadores,
el trombón de su pesada carrocería.
A sus choferes se les conoce el ángel
por la abismada pupila, por sus ropas
impregnadas de monóxido y gasoil,
por el desdén en el trato con los que
les son indiferentes en las desveladas
estaciones que aguardan en el camino.
Hablan una jerga de pedestres palabras.
Silban canciones si el destino se alarga
y el monótono bostezo de la brisa
los inunda de sueño o descompone.
Llevan por valija recuerdos de cuando
no eran tránsito y era grato el calor
de los hijos y la mujer que los espera.
Pernoctan donde la noche los venza,
en colgaduras de chasis y remolques.
Son antiguos guerreros despeñados,
gente que habita un solo lugar:
la carretera. Habrá fiesta cuando
regresen, si regresan, si la promesa
de Ulises era cierta.
en Jazz de Itaca. C.S. 2006-2019.
Fotografía: Dave Alphonse
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