Piel de cuero
Fue en el tiempo en que
(como apuntó Herbert)
nos dormíamos
con una mano debajo de la cabeza
y con la otra
en un malecón de planetas
Vivíamos en la isla
de Saint Naumpke
en el palacio de estacas y cal
construido por nosotros mismos
durante los treinta días de agosto
Allí los años nunca eran bisiestos
El pan estaba hecho de romero
Los pescadores venían a
enseñarnos los dones
Y eso era todo
lo que necesitábamos
y necesitaríamos más tarde
para entender la lengua de fuego
que se hablaba en las plazuelas
A veces yo pintaba
mi cara de amarillo
sólo para notar
la conciencia telúrica
que traen consigo algunos
jaguares y cobras corales
En ese tiempo
alguien prefería el relente
a la oscuridad de las casas
así que se iba al parque
armado con binoculares
de lentes-diamante
sólo para toparse
constantemente
con la fórmula exacta
del tiempo de crecimiento
de las hojas de naranja-lima
“El cuero de Goliat
fue dejado aquí,
cinco siglos
atrás” era lo que él decía
de regreso al palacio
a la hora de la comida
Venía sucio y cubierto de arena
trayendo flores viejas
en su balde metálico
Existían héroes de aquella patria
Pero yo nunca supe cuáles
Existían gobernantes y traidores
Pero yo nunca supe cuáles
Había un beato sin rostro
a quien habían hecho un altar
junto a la primera roca de Naumpke
Su estatua era de acero
y todas las mañanas
alguien dejaba a sus pies
una estera de romero.
Aquel fue nuestro tiempo,
el tiempo del descubrimiento de los malecones
y de las cavernas de las que están hechos
los omoplatos de los amantes.
Alguién me avisó
Él dijo que yo necesitaba volver
porque yo era su familia
dijo que los pajaritos
estaban comenzando otra vez
con aquella entonación extraña
que podría ser vista como triste
o como bastante maravillosa
tú necesitas volver él dijo
algunas acacias se están entregando
al abandono o a la desesperación
y la pescadería fue atacada
por una enorme inundación
por favor vuelve ve si vuelves
esta mañana el taxista estuvo
recorriendo todas las estaciones
de radio hasta encontrar una noticia
no hay noticias de ti en la ciudad
hazme un favor y vuelve
está ocurriendo una revolución
quieren retirar al primer ministro
de su silla empedernida
quieren incendiar las calles
quieren mejorar la estructura
de la campana que marca el mediodía
en la garganta de Antoñito
anda ve si vuelves fue lo que él dijo
tú eres mi familia es imposible
presenciar la transición del invierno
a la primavera sin familia cerca
y cómo hago para comprar lollypops
si tú no me estás esperando
allá afuera del lado de afuera en tu coche
jugando con las vibraciones del motor
mientras yo estoy tamborileando mis
dedos sobre el mostrador de madera
de la abacería donde siempre compro
lollypops de naranja o de fresa
tú y yo siempre encontramos un modo
de sincronizar nuestros compases
yo toco cuatro veces en el mostrador
tú aceleras cuatro veces el motor
la familia es eso mismo: dos vaqueros
fintando la gravedad y la monotonía
venga dime si vuelves o si no vuelves
la semana pasada noté
que las plantaciones de maíz
están comenzando a expandirse
no me digas que eso no te seduce
fue lo que él dijo eso mismo
la plantación que se expande te seduce
él dijo que yo necesitaba volver
que tal vez yo debiese ordenar
mi maleta dejar mi empleo
mete todo en tu maleta
no olvides tu camisa blanca
no olvides tu flauta de hueso
no olvides no te cortes el pelo
coloca todo en esa maleta
y si tienes tiempo tráeme siete búzios
vuelve dime que vuelves
fíjate que es la época de las migraciones
y que tú siempre acompañaste
a los colibrís y los pingüinos
ya basta de inscribirse
en ese campeonato del desapego
tú siempre pierdes ya deberías saberlo
él dijo que yo debería volver
que en el restaurante de doña Celia
estaban sirviendo un tipo de pan
diferente del habitual
que en el parque de diversiones
estaban montando un rollo nuevo
que en la cueva de los leones ya no vive
nadie absolutamente nadie
que están comenzando una revolución
tú necesitas volver fue lo que él dijo
vuelve por favor mi amor vuelve para casa
entonces yo hice la maleta y fue por eso que
volví — yo volví porque me llamaron.
(Fuente: El poeta ocasional)
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