La epidemia de hemorroides
Le matan a su mono porque creen que le estaba contagiando hemorroides al barrio.
Al dueño le parece que no hay que desperdiciar al mono, aunque sólo le alcance para mandarse a hacer una sola bota del par.
Se manda a hacer la bota y la bautiza monobota.
La bota le hace acordar a su mono: es peludita como su mono.
¿Y por qué no?, piensa. ¿Acaso no es el pelo del mono con el que se mandó a hacer la bota?
Pero como hay una sola bota, decide hacerse amputar una de las dos piernas o mandarse a hacer un sombrero con la bota.
Decide mandar a hacerse un sombrero porque tiene una sola cabeza y entonces no va a tener que hacerse amputar una de las dos.
Pero cuando le entregan la bota no sabe si llamarla botero o monero.
El sombrero le hace acordar a una bota que tenía.
¿Y por qué no?, piensa. ¿Acaso no era una bota antes?
Pero la bota le hace acordar a un mono que tenía.
¿Y por qué no?, piensa. ¿Acaso no está hecha del mono al que le hace acordar?
Está desconcertado.
Mientras tanto, la epidemia de hemorroides se propaga sin control.
(Fuente: Ezequiel Zaidenwerg)
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