miércoles, 3 de abril de 2019

Gregorio Reynolds (Bolivia, 1882-1948)


Aquellas noches

Cafetín con gramófono: Fracturada armonía
que repitió implacable su plebeyo cantar;
nervios atormentados que la aguja mordía
en una sinuosa cosquilla medular.

Y la nébula amarga del ajenjo en la fría
y traslúcida fiebre de los ojos de Agar.
Ojos casi nictálopes, sonámbulos, que un día,
clavados en los míos, echáronse a llorar.

Espejos de la sombra, fantasmales y turbios.. .
Y luego, por la fúnebre quietud de los suburbios,
el encuentro fortuito con alguna mujer.

De escurridizos pechos y blandicie rastrera,
y el alejarme, solo, y el paso por la acera,
furtivo, de aquel alguien que nunca pude ver.
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

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