Para ser universo:
Habíamos nacido para acariciar la luna
y jugar en las tardes con el mar,
direccionar los vientos
y ponerle nombre a las flores,
tocar con los labios la noche
y domar con la risa el silencio.
Habíamos nacido desnudos,
diáfanos y pequeños,
locos y serenos.
Habíamos nacido para querernos, abrazarnos
y dejar una buena huella en el universo,
no para que el llanto cuarteara el desierto,
no para la nausea,
no para la guerra.
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