Rosas y revoluciones
Traducción de Juan Carlos Villavicencio
Meditando acerca de rosas y revoluciones,
vi la noche cerca de la tierra como una gran ala oscura,
y las ciudades iluminadas eran como velas en la noche,
y oí los lamentos de un millón de corazones
lamentando la vida y llorando por la tumba,
y vi al Negro tendido en el pantano con la cara destrozada,
y las ciudades del norte con su hombría calumniaron y sintieron
el retorcimiento
de sus vísceras como las de una liebre cazada o del oso acorralado,
y vi a hombres trabajar y disfrutar de su trabajo
y abrazar a la puta de ojos duros con una excitación carente de alegría
y acostarse impotentes tanto con esposas como vírgenes
Y mientras iba a tientas por la oscuridad
y sentía el dolor de millones,
poco a poco, como el día arrastrando a la noche a través del continente,
vi amanecer sobre ellos como el sol una visión
de un tiempo en el que todos los hombres caminan orgullosos
sobre la tierra
y las bombas y los misiles yacen en el fondo del océano
como los huesos de los dinosaurios enterrados bajo la sedimentaria roca
de las eras,
y los hombres luchan entre sí no por el poder o el acopio de papel
sino alegres por crear para otros la casa, el poema, el juego
de atlética hermosura.
Luego bañado por la luminosidad de esta visión,
vi cómo crecería y me nutriría en su brillo y de repente
aparecería en una espléndida y terrible floración
la roja flor color sangre de la revolución...
Meditando acerca de rosas y revoluciones,
vi la noche cerca de la tierra como una gran ala oscura,
y las ciudades iluminadas eran como velas en la noche,
y oí los lamentos de un millón de corazones
lamentando la vida y llorando por la tumba,
y vi al Negro tendido en el pantano con la cara destrozada,
y las ciudades del norte con su hombría calumniaron y sintieron
el retorcimiento
de sus vísceras como las de una liebre cazada o del oso acorralado,
y vi a hombres trabajar y disfrutar de su trabajo
y abrazar a la puta de ojos duros con una excitación carente de alegría
y acostarse impotentes tanto con esposas como vírgenes
Y mientras iba a tientas por la oscuridad
y sentía el dolor de millones,
poco a poco, como el día arrastrando a la noche a través del continente,
vi amanecer sobre ellos como el sol una visión
de un tiempo en el que todos los hombres caminan orgullosos
sobre la tierra
y las bombas y los misiles yacen en el fondo del océano
como los huesos de los dinosaurios enterrados bajo la sedimentaria roca
de las eras,
y los hombres luchan entre sí no por el poder o el acopio de papel
sino alegres por crear para otros la casa, el poema, el juego
de atlética hermosura.
Luego bañado por la luminosidad de esta visión,
vi cómo crecería y me nutriría en su brillo y de repente
aparecería en una espléndida y terrible floración
la roja flor color sangre de la revolución...
26 de abril, 1948
(Fuente: Descontexto)
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