ALFABETO DE PÁJAROS
(Fragmentos)
escucha el canto entre los dos umbrales: uno ávido
de aves lejanas, extiendes la mano y su alfabeto es inasible; otro,
más cercano al sueño de tus pies, está lleno de pesadas aves, sus
plumas han encontrado en la tierra un pequeño rincón de pereza. Yo
prefiero imaginar la quietud de estas al vuelo de aquellas otras. Su
canto es el sonido de las cosas que hunden sus alas en la tierra. El
canto del cuerpo apenas toca el aire, aletea, y dibuja contra la
arena la pesadez de las sombras o la levedad de la luz.
pájaros en la mano. No los que surcan las
Antillas en continua migración o reman años-ala más allá de las
nubes, nubarrones como islas recién descubiertas; sino pájaros de
papel, recortados con tijera, pegados a la piedra pómez en bandada o
en fila. Son versos, vastas líneas sobre el alfabeto terrestre; se
doblan se extienden musicalmente como un acordeón. Pájaros, no las
grandes aves corredoras de plumas averiadas, sino el zorzal que se
arranca de las pinzas del aire, pequeño cuerpo por la brisa
disecado, puesto a girar sobre el cuadrante de una brújula de
bolsillo.
pájaros. Los he visto extender las alas
anchurosas. Los he visto ampliarse más que el canto del gallo que
despierta al pueblo, o las aves migratorias, ligeros pilotos que
miran en cada ciudad iluminada la guía de sus propias
constelaciones. Pájaros. Abren sus alas y son más anchas y pesan
más que mi canto.
DISCURSO SOBRE LAS BALLENAS
Destrozada a golpes por los colores de la tormenta,
un pedazo de madera de junio emerge
y extiende sobre el aire húmedo sus islas volcánicas,
no quema este ancho mar, no quema la espuma que brota
…..de la espalda, busca
sin embargo el silbo el canto el olfato el atisbo y luego
…..el incendio
bajo las aguas: así es su amor,
como cuando niños descubrimos lo poderosos que
…..son los sonidos del mar,
amor que pesa
en la nota que dejó hace días un ahogado y que ahora
…..vuelve
a su extraño país monocorde, amor
la muchacha del muelle, preñada
la boca de historias y cuentos sobre enormes peces
…..y mandrágoras,
fue ella quien amó a todos extensamente
en el lento flotar de diferentes luces y profundidades,
fue ella quien habló de las ballenas,
manchas de petróleo que se hunden y ensanchan
las vocales del abismo
en el océano, tierras sumergidas en una sola mirada,
una ballena, dijo mientras
se vestía, una ballena es todo el Mar
de los Sargazos, nadie sabe dónde habitan o qué lentitud
gobierna el pesado canto que extiende el oído sobre la
…..superficie,
para quien la divisa, la ballena es una casa
en medio del camino entre dos mares, la tierra y la lengua
no son hogar,
nido de pájaro en el mástil
es este oficio de hundirnos en el olor de la marea, ahora
que no escucho más, que no sueño los brazos de esa mujer
…..de boca extensa,
sé que no existen las ballenas,
sé que esto que miro es sólo una enorme tabla del naufragio
…..que es junio,
pero sé que ella existe
y sus muelles y su cuerpo
y su costa preñada en la que anclábamos por sus historias,
las ballenas no son casas en mitad del mar, ella sí:
arpones, pedazos de un coral madreperla,
mascarones de proa, madera de raras canoas, collares, oscuras
…..riquezas habían en su voz
y sus labios como un húmedo y abierto almacén.
–
VUELTA A LOS HOSPITALES DE ULTRAMAR
Cerca del agua, oye soñar a los muertos; eso ya
les impide dormir.
Gastón Bachelard
Gastón Bachelard
1
Cerca del agua se levanta el hospital. Los años y
el sol del Caribe le han dejado un denso olor a lluvia y salitre. La
luz del sol entra débilmente, pero aun así alcanza a extender su
marea a cada una de las habitaciones. La mujer que despierta con esta
luz la compara con el tesoro de una pesada fiebre; a la que descansa
le recuerda una sombra maternal. En uno de los muros interiores,
borrosamente, se haya una pintura: Ofelia. El visitante que la ve,
imagina una sombra que duerme en la liviandad del sueño.
2
Poco o nada se sabe de este lugar. Allí pasan sus
últimos días nuestros fantasmas de juventud: mujeres que
encendieron las noches en altamar, o que hicieron de la vida un
brevísimo temblor; mujeres de mirada lechosa. La única belleza que
les queda es su enfermedad. A las habitantes del hospital se les
desgrana la memoria como una paciente lepra. Para retrasar este
efecto, los enfermeros les leen novelas sobre el mar. Entonces,
alguna de ellas despierta, pregunta qué día es hoy, da gracias a
Dios por un arribo a puerto sucedido hace años y balbucea los restos
de una canción lejana. Sin embargo, en medio del asombro de los
enfermeros, pronto vuelve a su abismo.
3
Hospitales: la piedad del sueño es la claridad de
sus habitantes. El sonido del agua por las tuberías es el único
testamento que el sitio recoge del mar. Los visitantes lo comparan
con un barco hundido, una tumba submarina donde lo perdido descansa
en su asfixia, a salvo de la vida y de la muerte. Para ellos, es
fácil confundir el espectro del pasado con aquella imagen de Ofelia;
pero ésta no recuerda la juventud perdida, destruye la realidad del
sueño.
–
No hay comentarios:
Publicar un comentario