QUIZÁ DEBA HACERME EL MUERTO
por un día o dos, una semana, tal vez.
Saldrán a tomarse unas cervezas
en mi nombre,
tendré un lugar en su mesa. En las
fiestas alguien me recordará.
De estar muerto entrarán llamadas,
cartas, visitas a la casa donde no estoy.
Harán café, velorios con desconocidos,
limpiarán mi fosa cada mes, como nunca
llegaron a limpiar mi casa y dejar flores.
Comprarán esos libros
empolvados en los estantes;
harán homenajes y lecturas
como se hace con los muertos.
Puedo acostarme como un perro
entrenado para serlo y más,
respirar apenas un bocado
para no incomodar a nadie
ni alertar a los gatos
del vecindario.
Preparar algo de té y galletas,
café para los insomnes. Mariachis
para quienes gustaban de las fiestas.
Todo esto
me espera
en un velorio.
De buena suerte
debe ser morirse.
RR
(Fuente: Daniel Quintero)
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