UN POEMA DE SALVAMENTO DE HORMIGAS
ESCENA CON NIÑOS
Estalló la rabia, ese sentimiento primitivo
de espuma pegajosa y amarga.
La ira soberana entraba por la nariz
como un aire salado que saturaba los pulmones de los náufragos.
Estalló la rabia ciega tratando de abrirse paso en la oscuridad del mundo,
su desesperación era el epígrafe de los desplazados
que abarrotaban las lanchas llevando en sus brazos
a sus hijos asustados, rígidos, por los gritos y el frío del mar.
Esencia de vida arrebatada, instante compartido con un gesto
en todas las pantallas de un siglo que presume
de tener el poder de verlo todo al mismo tiempo.
Infinitas pantallas de plasma, superficies táctiles,
espejos de luz para asomarnos al abismo de los desesperados
y ser espectadores, mirones en un anfiteatro sin gradas
donde los gladiadores son ahora los niños esclavos de las guerras
que salen a luchas contra las olas.
Ilusión transparente que reparte sonrisas en las manos,
el poder de un tiempo cibernético donde los pulgares alzados
no entienden de clemencia ni saben descifrar el espanto
de los que escapan del infierno y se vuelven mortales
ahogados en las playas.
La muerte ya no era el esqueleto apoyado en su guadaña,
su imagen medieval dejaba paso a la iconografía
de los cuerpos vestidos de niñez sobre la arena.
Ana Merino
Salvamento de hormigas
Visor
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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