SUPLANTACIONES
El firmamento para esa mujer es el oro,
un fueguito en el baldío,
el baldío para una anciana
su juventud en esa fotografía.
Las cosas están soldadas por la desesperación.
Entre ellas, el hombre que las junta,
mientras nada, sonámbulo, en el cardumen de sus antepasados,
y va, tenue de pensamiento,
a ese otro pensamiento
que es la muerte.
Entonces, le unen las manos
para que se toque y se recuerde.
Pero él ya no está,
ni puede reunir sus islas.
La anciana, la mujer, el niño
lo miran irse de la fotografía
hacia el firmamento baldío.
Alguien dice: “son cosas del destino”.
Y lejos, el destino gira,
fuera de sí,
sin porvenir,
como un loco atado
al árbol del fondo de la casa.
(Fuente: Daniel Rafalovich)
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