lunes, 18 de enero de 2021

Giovanni Collazos (Lima, Perú, 1977 - Vive en Madrid)

 

 

La vida


La vida es nevar a veces

es ser marmita de hogueras
ahogo de cabeza tendida en la sombra
con la incisión cauterizada
en garúa de una tempestad

 
es ser un goteo de sangre
linterna de sombríos peldaños
andar sin faros de marioneta
atormentado por Caronte

 
la vida es ser barro
manchado por la nieve.

Del poemario “Contra la niebla” (Unaria ediciones, 2013)

 

 

 

 

Resistir


La idea era reencontrarse
reconstruir con los deshechos la facultad de la demencia
desdoblarse con el martillo que salió del pecho
insistir con el tímpano sujeto a la silueta
acuñado a la misión de fulgir con las cenizas

 
la idea era reír con el brazo izquierdo
morder con el ojo
respirar con la muerte sudando su lejanía
calzar con el aliento
a una temperatura que golpeara toda la incertidumbre

 
la emoción siempre es frágil si se trata de un nacimiento
y se endurecen todos los órganos cuando una eternidad se muere en la boca

 
las preguntas siguen siendo opio
el cadáver recupera su carácter
las fronteras habitan en fósiles
y en pieles de colmena

 
la idea era resistir a la noche.

 

Del poemario “Contra la niebla” (Unaria ediciones, 2013)

 

 

 

 

Ahuyente


Se ha ido por monedas
saltando la fuente con su caballo de dudas
y volvió prioritario en el turno de la zarza
se dio cuenta del despilfarro
de la energía con que el metal le daba en las piernas
el hombre se puso el uñero
su revolución de hígados en las navajas
para condenarse al cartucho azulado
a la tinta que el amor saliva
el amor precario ahuyente en los rincones
en el vientre viento de aquella lámpara
se aborda el poema carne del sustento
como el surco boca que inunda el rostro
los muslos son púlpito de toda la muerte
y grande su noche para ser libre
y grande su día para el entierro.

Del poemario “El tísico bolchevique” (Ruleta Rusa ediciones, 2015)

 

 

 

 

 

Cavernosa

  
Cuánto labio huracán desbordado arde en la pupila
abre cabeza y pulso telegrama en el equilibrio prepucio
acaso el sur de mi torrente circula vicioso calzado en el cuarto
en el cuarto piso escalón membrana
en la cuarta vulva flamígera y jazmín danzante
es tu pantalón de musgo y mi réptil adormecido en el cieno
donde mi sombra andrajo se ve sepultada por tus muslos
y mis pies distantes a la noche siguen talando el muro arbusto
lecho de mármol impenetrable como horizonte
hay dentro de mí un grito tranquilo desnudo patrón tendido
que se ha tatuado en la entraña un yaraví
un destierro soleado de negrura
con golpe fino y vegetación de viento
un incierto canto navío de pelos
son las ganas chorreantes del beso
del testículo sediento atado a su reflejo humano
cuánto bosque hay en tu cercanía
cuánta fruta en tus dedos apretando mi mano
cuánto nosotros nos queda para ulular sin temblores.

 

Del poemario “El tísico bolchevique” (Ruleta Rusa ediciones, 2015)

 

 

 

 

Huésped

 
¿Acaso el polvo de los dedos no son aniego
de aquel lugar cisterna donde la papa comía luna?
Callejones para qué la chaira sino huele fruta
sino lampa en el pantano de los ojos
ese balón no rueda por el litoral de piedras anclas
para qué
sinfonía de combi
lanzado hacía el río
la señora y el pescado se enfermaron un cincuenta por ciento
en el cementerio no hay tifoidea
de bruces la realidad acaricia con un mapa
en la reacción desobediencia de su componiendo musical
ese tabú de once mil kilómetros moribundo de ternura
basta con las calles tirantes para hacer un país elástico
pentatónico viento impregnado en la noche
teje monedas a la distancia portando su minúscula magnitud
apenas de cartón con las cifras que una madre guarda en continente.

 

Del poemario “Migrante” (La Garúa editorial, 2017)

 

 

 

 

(Fuente: Círculo de poesía)

 

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