El maestro de haiku
El
maestro de haiku se ha detenido
frente a la vitrina de los helados.
¡Un estornino ámbar sobre los prados!
-piensa- al ver el cono elegido.
Desigual combate el de esta tarde,
bajo la ponciana y ante el sol bravío.
La gula es el símbolo del estío,
el desapego, el del mundo que arde.
No hay haiku ni soneto perfecto,
la brisa mueve una y luego otra rama
del árbol de las casas españolas.
Se sienta en su sitio predilecto:
ve mirar el mar a una extraña dama.
Abajo, tibio, el rumor de las olas.
frente a la vitrina de los helados.
¡Un estornino ámbar sobre los prados!
-piensa- al ver el cono elegido.
Desigual combate el de esta tarde,
bajo la ponciana y ante el sol bravío.
La gula es el símbolo del estío,
el desapego, el del mundo que arde.
No hay haiku ni soneto perfecto,
la brisa mueve una y luego otra rama
del árbol de las casas españolas.
Se sienta en su sitio predilecto:
ve mirar el mar a una extraña dama.
Abajo, tibio, el rumor de las olas.
en ¡Ars Fascinatoria!,
2018
(Fuente: Descontexto)
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