LA ALEGRÍA EN UN TROZO DE PAN
En tu sangre, hijo, convive
la alegría de un trozo de pan,
el calor del horno de adobe,
una vieja estancia de humo y ceniza,
las historias que se cuentan distintas
según sea la estación.
También todo el dolor
de las muertes tempranas.
En tu sangre, como antes en la mía,
ahora que no hay hombre que me separe
del orden de la muerte, esta antigua tristeza
se sienta a charlar muy despacio,
con nuestras ganas de vivir.
EL CORAZÓN DE LUZ
Hay en la palabra un corazón de luz,
lo sabe T.S. Eliot.
El corazón de luz es el presente
depositado con la discreción
de todos nuestros muertos, con cautela
por los olvidados, las voces mudas
que siempre callan en los documentos.
No hay corazón de luz en los registros,
está borrado por la tinta oscura
de la pluma grave del escribano.
Sabemos, sin embargo, que durante
el tiempo que las palabras se escribían
en el frío relato de sus sucesos,
el silencio que guardaban quemaba
de luz: tanto amor entregado en vida
incendia estas voces. A nosotros
corresponde usarlas con el cuidado
que merece el poema, en su memoria.
EL SOL HELADO
Es el oriente por donde marchan las hijas a servir
a las casas de los hombres de manos blancas,
es al oeste donde queda madre, sin beso,
en la casa del hombre que reza el jornal
que llegue al amanecer, que espera el fin de la noche
con la botella vacía. Por eso, hija, pide el beso
que no llevó al ocaso cansado en la habitación
de la buhardilla. Por eso, madre, mira a la mañana
fría por donde sale un sol helado y cruel.
Pablo Müller. Pan y Hierro. 4 de agosto Ed. 2019
(Fuente: Voces del extremo)
(*) Heterónimo de Javier Bermúdez Valencia.
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