EL PAPEL DE LA IDEA EN LA POESÍA
Pregúntese por qué filosofa el filósofo,
quien a ello se entrega; quizá por el
[fantasma de su padre,
sin permitir, al borde de la tarde, cosa
[alguna.
El padre no ha venido para adornar el canto.
Proclama un padre a otro, los patriarcas
de la verdad. Avanzan a zancadas, son
[maestros
de canto y de discurso, más que el clima
[salvaje
o las nubes que tienden demora sobre el
[mar. Y se convierten
en un tiempo que existe después de mucho
[tiempo.
Allí se asienta el día y se condensa en torno
[de una forma
—de vivo azul sobre su pedestal—, y parece
[decir:
“Soy la grandeza de la nueva noche”.
Versión de Hernán Bravo Varela
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