EL DURMIENTE DEL VALLE
Hay un abra en el verdor donde canta una corriente,
aferrando locamente las hierbas con jirones
de plata; donde el sol, de la altiva montaña,
Un joven soldado, con la boca abierta, la cabeza no cubierta
y la nuca bañándose en el fresco berro azul
dormita, tendido sobre la hierba, bajo las nubes
pálido en su lecho verde donde llueve luz.
Con los pies entre los gladiolos, duerme. Sonriendo como
sonreiría un niño enfermo, hace la siesta:
Naturaleza, mécelo cálidamente, tiene frío.
Los perfumes no estremecen su respiración;
duerme bajo el sol, la mano sobre su pecho
tranquilo. Tiene dos agujeros rojos en el lado derecho.
Versión de Adam Gai
(Fuente: Daniel Freidenberg)
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