viernes, 3 de septiembre de 2021

Miguel Martínez (Madrid, España, 1982)

 

 

Mi expedición imposible

 

 

 

De niño yo quería ser Marco Polo

Cristóbal Colón y Magallanes juntos

me imaginaba James Cook y Roal Amundsen

y hasta el Doctor Livingstone supongo.

 

Perderme entre las olas de seda de la China milenaria

gritar tierra a la vista

plantar la suela de mi zapatilla

en la nieve virgen de la Antártida

poner nombre a ríos que aún no existen

descubrir en un recodo de la selva unas cataratas grandiosas

y llamarlas las cataratas de Miguel Martínez

subir a las montañas bajar a los volcanes

y todas esas cosas que exploran los exploradores.

 

Pero si me daban a elegir una sola expedición

la que yo verdaderamente imaginaba

era una expedición imposible

un viaje al interior del cuerpo de mi madre.

 

Me convertía en un explorador microscópico

y descendía por la garganta de mi madre haciendo rapel

en el estómago mientras una tribu de ácidos caníbales

pretendía devorarme

yo conseguía escapar a lomos de una bacteria.

 

Ya en el torrente sanguíneo de mi madre

junto a miles de glóbulos rojos

navegaba rápido de vena en vena y de arteria en arteria

con una de esas canoas llenas de átomos de oxígeno

hasta que llegaba al pulmón izquierdo

y allí bajo un cielo de bronquios y alveolos

soportando tornados y tormentas

pasaba sed y hambre, pero seguía buscando

y nunca dejaba de caminar

hasta que por fin un día luminoso lo encontraba

y conseguía destruirlo:

 

Aquel azul, recién nacido, estúpido y absurdo

tumor.

 

 

 


En: Filosofía de la cuchara

 

               Ediciones Cálamo

 

              (Fuente: Papeles de Pablo Müller)

 

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