𝐅𝐄𝐑𝐈𝐀
A Luis Alejandro Contreras
En los jaulones revoloteaban las palomas de ninguna paz.
Los naipes marcados de infortunios brillaban en las
mangas del adivino y en el cuello del oso, la cadena para
cortar en óxido a la mujer barbuda.
Él escupía fuego; ella tragaba las cenizas.
Los espejos deformantes devolvían
tu exacta figura.
Me fui antes de que los guantes del mago acertaran a fruncir
los dedos para formar el puño.
No quise ver al tigre pasear al payaso con traílla.
Ni a los monos, tan humanos.
Ni las telas de la carpa por el piso cuando los enanos, con
un alboroto de albatros, desmantelaran la cruz de la estructura.
Que tire la primera piedra quien no le ha dado la espalda
al triste circo del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario