Quién dijo que era fácil
El árbol de la rabia tiene tantas raíces
que a veces las ramas se le quiebran
antes de dar frutos.
En la barra de un Nedicks,
las mujeres se reúnen antes de marchar
y hablan de las chicas problemáticas
que contratan para que las liberen.
Un empleado casi blanco
deja pagando a un cliente negro
para atenderlas antes a ellas
y las mujeres ni rechazan ni advieerten
los placeres menores de su esclavitud.
Pero yo que estoy atada a mi espejo
tanto como a mi cama,
veo causas en el color
así como en el sexo.
Y estoy acá sentada preguntándome
cuál de todas las que soy va a sobrevivir
tantas liberaciones.
Traducido por Ezequiel Zaidenwerg
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