AL PASO DE LOS DÍAS
Durante cierto tiempo, sin saberlo quizás,
viví la vida cotidiana, en medio de moscas aberrantes
o “Eres sin duda miserable, y hasta cuando
tu maldita costumbre de perder pie, tan lamentable”.
Dedicado a trabajos absurdos, aunque a pesar de todo
la vida cotidiana
fluía beso a beso, latido a latido,
no era ni luz ni sombra, y siempre había
personas muertas o remotas en el hogar.
Pero después
llegó la extraña vida, la insaciable, la insólita,
pendiente de un hilo, convirtiendo en pasión
toda cosa, en lugares de pájaros y olas,
quemándome las manos,
envenenada por el viento y el mar, una existencia
eminentemente escandalosa, con moscas y ruinas
y bocas que decían “Buenos días”, “Adiós”
y extrañas ambiciones y maneras de morir,
todo exactamente igual a la vida cotidiana.
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en "Los últimos soles", Sudamericana, Buenos Aires, 1980; "Antología de la poesía hispanoamericana", Juan Gustavo Cobo Borda, ed., Fondo de Cultura Económica, México, 1985.
(Fuente: Jonio González)
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