𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒖𝒏𝒂 𝒔𝒐𝒍𝒂 𝒇𝒍𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒂
Lo quiero con la sangre, con el hueso,
con el ojo que mira y el aliento,
con este corazón caliente y preso,
y con el sueño fatalmente obseso
de este amor que me copa el sentimiento,
desde la breve risa hasta el lamento,
desde la herida bruja hasta su beso.
Mi vida es de tu vida tributaria,
ya te parezca tumulto, o solitaria,
como una sola flor desesperada.
Depende de él como del leño duro
la orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,
que solo en él respira levantada.
(Fuente: Benditos Poetas)
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