La cosmología de Caronte
Munido de apenas una linternita
para orientarse
y siempre una montaña
de cadáveres frescos que cargar
y transportar hasta la otra orilla
donde hay un montón más,
diría que le debe costar mucho
distinguir una orilla de la otra.
Diría que no importa:
nadie se queja, puede revisarles
los bolsillos, en uno unas miguitas
de pan, una salchicha en otro.
De vez en cuando algún espejo
o algún libro, que tira
por la borda hacia el río
oscuro, frío, rápido y profundo.
Versión de Ezequiel Zaidenwerg
No hay comentarios:
Publicar un comentario