Soy la voz de los sin voz
Por mí hablarán los mudos,
Hasta que el oído del mundo sordo escuche
Los males de los débiles sin palabras.
De la calle, de la jaula y de la perrera,
Desde el establo y el zoológico, el lamento
De mi pariente torturado proclama el pecado
De los poderosos contra los frágiles.
Oh, vergüenza de las madres de los mortales,
Que no se han rebajado a enseñar
De la hermana que miente en ojos queridos y mudos,
El dolor que no tiene discurso.
Y yo soy el guardián de mi hermano
Y pelearé su pelea;
Y pronuncia la palabra para bestias y pájaros
Hasta que el mundo arregle las cosas.
(Fuente: Francisco Argüelles De Las Heras)
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