Baguala para yaguaretés
Contarse secretos
no las libera del peso que cargan
las mujeres de mi familia,
del aliento que les respira en la nuca,
del yaguareté montado a sus espaldas.
Ninguna hermana o tía,
habla de peleas o golpizas,
nadie se ríe de los celos o vergüenzas
de sus hombres. Sólo se miran.
Son las encadenadas.
Un círculo cerrado en la noche,
a campo abierto.
En medio, un fuego les deja ver
las caras y el pelo movido
por el aliento del animal.
Embrujo sobre embrujo,
empiezan con las bagualas,
de la caja sacan la seguridad
de una curación
a través del lamento,
y cantan con miedo y respeto
y solas.
Entonces los yaguaretés
paran sus orejas
y empiezan a temblar.
Saben que las oyeron
y luego soltaron
los maridos borrachos,
sus queridos autoritarios,
que se ahuyentan
por lo que no comprenden
de ellas.
(Fuente: Vallejo & Co.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario