jueves, 16 de mayo de 2019

Juan Calzadilla (Venezuela, 1931)


SERÍAMOS INMORTALES

 

Elle est retrouvée.
Quoi ? – L’Eternité.
C’est la mer allée
Avec le soleil.
Rimbaud

Tienes que admitir que no vas hacia la vida, sino que vienes de ella, de manera inversa a como el río desciende de sus cabeceras. Pues toda tu vida se acorta en proporción a su alejamiento de los orígenes, en tanto que el río aumenta su caudal a medida que desciende y pasa y pasa es más río mientras más se aleja de sus fuentes.
Vale decir entonces, rebatiendo a Manrique, y volviendo al tema, que somos como los ríos que van a dar a sus cabeceras, que son el morir.
Si como el río fuéramos a la mar, seríamos invencibles.
Y bastaría que llegáramos a la mar para volvernos inmortales, si nuestro elemento fuera agua.
—Faltaría saber si, en esta situación, el agua lo sabe. Si, como elemento, sabe que nuestra alma inmortal la hemos depositado en ella.


EL SUICIDA

 

En esta ciudad sólo hay muelles de sombra para partir
a medianoche. Sólo hay claraboyas apagadas para mirar desde
la boca de los túneles.
En esta ciudad sólo hay camino para las cintas de las avenidas.
Sólo hay cuerdas para cubrir el ancho de los ataúdes
y grúas de juguete que describen saltos mortales a mediodía.
Sólo hay el smog espeso del cielo para echar
nuestros barcos de almagre.



PESSOA

 

Es un hombre melancólico pero puede escribir.
En Lisboa pocos le conocen pero puede escribir.
Se gana la vida de 10 a 4 en un almacén,
pero puede escribir.
Es alcohólico e insomne pero puede escribir.
No tiene un gran amor en su vida pero puede escribir.
El factor común es que puede escribir.
Todo lo demás qué importa.



EXTRAÍDO DE, JUAN CALZADILLA, OH, SMOG. ANTOLOGÍA POÉTICA, 1962-2007. EDITORIAL ARTE Y LITERATURA, LA HABANA, 2008.

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