Canción del mendigo
Acá tenés una semilla. Comida
para una semana. Calavera
de vaca entre los pastos; trastienda
donde estaba el cerebro:
una choza espaciosa para mí.
Ya era chico entonces, y más chico.
Mi deseo es seguir
vivo y no ser más grande
que una astilla
clavada en mi propio corazón.
Y si el corazón es una piedra,
yo le voy a pegar con la culata
de esta taza de chapa y comerme
las chispas, siempre con un grito,
siempre pidiendo más.
Traducción: Ezequiel Zaidenwerg
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