jueves, 3 de noviembre de 2022

Nancy Willard (Ann Arbor, Estados Unidos,1936-Poughkeepsie, Estados Unidos, 2017)

 

Una auténtica naturaleza muerta

 







La noche siguiente al funeral, su hermana
se le aparece. Ha reunido sus pinturas
para la muestra que le prometió la galería: marinas
como tazones de caldo, lunas como ruedas
de camembert, mordisqueadas y comidas.
¡El trabajo de su vida!
Le pregunta su opinión sobre ésta, sobre aquélla.
Ella dice, "Nadie me llama".
Él dice, "¿Cómo iban a hacerlo? Estás muerta".
Ella sacude la cabeza: No.

La noche siguiente él la ve dar las últimas
pincelas a unas uvas verdes
en un plato blanco.
Caminan entre los cuadros,
cada uno con su título y su precio.
Ella dice, "Nadie responde a mis llamadas".
Él dice, "No pueden oírte.
Nada de aliento, de latidos, de resucitación".
Ella sacude la cabeza: No.

La tercera noche ella está a los pies de la cama de él,
suplicando. Le implora que se encargue de las pinturas.
Tal vez él tenga más suerte.
¿Que está muerta? Ni lo mencionan.
Ella dice, "Hay que aceptar los días como vienen,
las noches como se van. No me olvides".
Él dice, "¡Cuánto de ti misma has dejado detrás!"
Ella dice, "Búscame en el mundo que he dejado
cuando el sol derrama su luz sobre todas las cosas".
 

En Swimming Lessons: Selected Poems, Alfred A. Knopf, Nueva York, 1996
Versión de Jonio González 


Foto: Early Bird Books



A VERY STILL LIFE


The night after the service, his sister appears
to him.  She is gathering her paintings
for the show her gallery promised: seascapes
like bowls of broth, moons like Camembert
wheels, chunked off and eaten.  Her life’s work!
She asks his opinion of this one, that one.
She says, “Nobody calls me.”
He says, “How can they?  You’re dead.”
She shakes her head: No.

The next night he sees her adding the last
brushstrokes to  green grapes
lounging on a white platter.
They walk among the paintings,
each with its title and price.
She says, “Nobody answers my calls.”
He says, “They can’t hear you.
No breath, no heartbeat, No coming back.”
She shakes her head: No.

The third night she stands at the foot of his bed
pleading.  She begs him to take the paintings.
Maybe he will have better luck.
Her death? They don’t speak  of it.
She says, “Take the days as they come,
the nights as they go.  Don’t forget me.”
He says, “How much of yourself you left behind!”
She says, “Look for me in the world I left
when the sun splashes its light on everything.”
 
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)


 

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