Canción
Canción
El peso del mundo
es amor.
Bajo el fardo
de la soledad,
bajo el fardo
de la insatisfacción
el peso,
el peso que llevamos
es amor.
¿Quién puede negarlo?
En sueños
tienta
al cuerpo,
en mente
hace
el milagro,
en la imaginación
angustia
hasta nacer
en lo humano —
del corazón se asoma
ardiendo con pureza —
pues el fardo de la vida
es amor,
pero cargamos el peso
con fatiga,
y es preciso reposar
en los brazos del amor
por fin,
debemos reposar en los brazos
del amor.
No hay sosiego
sin amor,
no se duerme
sin sueños
de amor —
sea frío o demencial
obsesionado con ángeles
o máquinas,
el deseo final
es amor
— no puede ser amargo,
no puede negarse,
no puede impedirse
negándolo:
el peso es muy grande
— debe darse
para no volver
como el pensamiento
hay que darlo
en soledad
con toda la excelencia
de su exceso.
Los cálidos cuerpos
brillan juntos
en la oscuridad
la mano avanza
hacia el centro
de la carne,
la piel tiembla
de felicidad
y el alma llena de placer
llega hasta el ojo—
sí, sí,
eso es lo que
yo quise,
siempre quise,
siempre quise,
regresar
al cuerpo
donde nací
(De Aullido.) /
Trad. M. R. Barnatán
(Fuente: Yulino Dávila)
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