miércoles, 30 de noviembre de 2022

Elizabeth Alexander (Harlem, New York, EE.UU., 1962)

 



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ODA PARA ESTE DÍA (CANCIÓN DE ALABANZA) 

Cada día hacemos lo que tenemos que hacer,
caminamos y pasamos al que va junto a nosotros,
algunas veces miramos en los ojos de los demás,
y otras no, casi a punto de hablar o hablando.
Todo lo que tiene que ver con nosotros es ruido.
Todo lo que tiene que ver con nosotros es ruido y zarzal, espina y estruendo,
cada uno de nuestros ancestros reside en la lengua que hablamos.
Alguien está cosiendo un dobladillo, remendando un agujero de algún uniforme,
parchando una llanta, reparando las cosas que necesitan ser reparadas.

Alguien trata de hacer música en algún lugar
con un par de cucharas de madera en un bote de aceite que hace las veces de tambor,
con un cello, un tocadiscos, una armónica, una voz.

Una mujer y su hijo esperan el autobús.

Un agricultor considera el cambiante cielo;
un maestro dice, “saquen sus lápices y empiecen.”

Nos encontramos unos a otros en palabras,
palabras espinosas o lisas,
en susurro o en declamación;
palabras para considerar, y reconsiderar.

Cruzamos caminos de tierra
y avenidas que marcan la voluntad de alguno
y después otros que dicen: “Necesito ver qué hay del otro lado;
sé que hay algo mejor más adelante.”

Necesitamos encontrar un lugar en donde sentirnos seguros.
Caminamos hacia lo que todavía no podemos ver.
Puesto en palabras simples, muchos han muerto para que este día ocurriera.
Canto los nombres de los muertos que nos han traído aquí,
quienes alinearon las vías de los trenes, levantaron los puentes,
recogieron el algodón y las lechugas,
construyeron ladrillo a ladrillo los flamantes edificios
que luego mantendrán limpios cuando trabajen dentro de ellos.

Esta es una canción de alabanza por la lucha;
una canción de alabanza por el día.
Una canción de alabanza por cada señal manuscrita;
por el trabajo que hay detrás de cada mesa puesta.

Algunos viven con el precepto: “Ama a tu vecino como a tí mismo”

Otros por el de no hacer daño, o no tomar más de lo que es necesario.

¿Qué pasaría si la palabra más poderosa fuese amor?
amor más allá del amor marital, filial o nacional.
Amor que proyecta una ensanchada aura de luz.
Amor que no tiene necesidad de defenderse anticipadamente ante la pérdida.

En la brillante chispa que relumbra, este aire de invierno,
todo puede ser creado, cada frase, puede comenzar.

En el borde, en el margen, en la cúspide ---
esta canción de alabanza es para caminar directo hacia esa luz.

Traducción de Antonieta Mercado


PRAISE SONG FOR THE DAY

Each day we go about our business,
walking past each other, catching each other’s
eyes or not, about to speak or speaking.

All about us is noise. All about us is
noise and bramble, thorn and din, each
one of our ancestors on our tongues.

Someone is stitching up a hem, darning
a hole in a uniform, patching a tire,
repairing the things in need of repair.

Someone is trying to make music somewhere,
with a pair of wooden spoons on an oil drum,
with cello, boom box, harmonica, voice.

A woman and her son wait for the bus.
A farmer considers the changing sky.
A teacher says, Take out your pencils. Begin.

We encounter each other in words, words
spiny or smooth, whispered or declaimed,
words to consider, reconsider.

We cross dirt roads and highways that mark
the will of some one and then others, who said
I need to see what’s on the other side.
I know there’s something better down the road.
We need to find a place where we are safe.

We walk into that which we cannot yet see.
Say it plain: that many have died for this day.

Sing the names of the dead who brought us here,
who laid the train tracks, raised the bridges,
picked the cotton and the lettuce, built
brick by brick the glittering edifices
they would then keep clean and work inside of.

Praise song for struggle, praise song for the day.
Praise song for every hand-lettered sign,
the figuring-it-out at kitchen tables.

Some live by love thy neighbor as thyself,
others by first do no harm or take no more
than you need. What if the mightiest word is love?

Love beyond marital, filial, national,
love that casts a widening pool of light,
love with no need to pre-empt grievance.

In today’s sharp sparkle, this winter air,
any thing can be made, any sentence begun.
On the brink, on the brim, on the cusp,
praise song for walking forward in that light.

Copyright © 2009 by Elizabeth Alexander . All rights reserved. Reprinted with the permission of Graywolf Press,
Saint Paul, Minn. A chapbook edition of «Praise Song for the Day» will be published on Feb. 6.
Leído en la Asunción de Barak Obama el 20/01/2009



"Somos una especie de amalgama -dice Alexander- nuestro cerebro no es nada más que otro órgano del cuerpo, no habita fuera de él, por lo tanto relatar una experiencia desde el cuerpo, es solamente una conciencia más concreta y también más entera.
Asimismo, esta conciencia no es sino la conciencia en la que muchos habitan una sola voz. El cuerpo es el altoparlante de nuestros antepasados. Quizás el cuerpo es el propio cuerpo colectivo de la humanidad."
"Podemos considerar que en los libros, en la historia vuelta a contar por la academia, yacen muchos poemas aún por terminar, nuestra historia es un ready made projecl.
Existe tanto allá afuera que no se ha tratado en términos poéticos, que es nuestra responsabilidad asumir esa tarea, ya que el poeta tiene posibilidades que el historiador no tiene, puede llenar los vacíos de la historia con su propia voz. Hay cabida para la imaginación, en un diálogo más libre con el contexto. ¿No es acaso esto muy tentador?"

AE (Series)-- no. 5, año 5 (2002) p 161-172. 
por Rodrigo Rojas



Elizabeth Alexander
(Harlem, New York, EE.UU., 1962)
P


(Fuente: Emma Gunst)

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