LA REALIDAD EXIGE
La realidad exige
que lo digamos bien claro:
la vida sigue su curso.
Sucede así en Cannas, en
Borodinó,
en los llanos de Kosovo y en
Guernica.
Hay una gasolinera
en una pequeña plaza de Jericó,
hay bancos recién pintados
cerca de Bila Hora.
Las cartas van y vienen
entre Pearl Harbor y Hastings,
pasa un camión de muebles
bajo la mirada del león de
Queronea
y sólo un frente atmosférico
amenaza
los florecientes jardines
cercanos a Verdún.
Hay tanto de Todo
que lo que no hay de Nada queda
muy bien cubierto.
De los yates de Accio
llega la música
y en la cubierta, al sol, bailan
las parejas.
Pasan siempre tantas cosas
que seguro que tienen que pasar
en todas partes.
Donde hay piedra sobre piedra
hay un carro de helados
cercado por los niños.
Donde estaba Hiroshima
de nuevo está Hiroshima
y se siguen produciendo
objetos de uso cotidiano.
No le faltan encantos a este
horroroso mundo
ni tampoco amaneceres
para los que merece la pena
despertar.
En los campos de Macejowice
la hierba es verde,
y en la hierba, como pasa en la
hierba,
la escarcha, transparente.
Quizá no haya lugar que no haya
sido un campo de batalla,
los aún recordados,
los hoy ya olvidados,
bosques de cedros y bosques de
abedules,
nieves y arenas, pantanos
irisados
y barrancos de negro fracaso
donde en caso de urgencia
satisfacemos ahora nuestras
necesidades.
Qué moraleja sale de todo esto:
parece que ninguna.
Lo que de verdad sale es la
sangre que seca rápida
y siempre algunos ríos, algunas
nubes.
En estos desfiladeros trágicos
el viento se lleva los
sombreros,
y es inevitable:
la imagen nos da risa.
Wislawa Szymborska
Poesía no completa
Edición y traducción de
Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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