miércoles, 27 de mayo de 2020
Roberto Cignoni (Buenos Aires, 1953)
P.
Pero
se hunde tan bajo
como si todos la hubiésemos
empujado, más bajo, de
donde brotan los gusanos
que tallan en la tierra el reflejo
de su nombre, que llevan
su semilla por los laberintos
de lo oscuro, ¿cuál
era? ¿cuál era
su ley, que no regirá
país alguno, que no ofrecerá un juego
a los corazones prometidos, que
entre la bandera de vida y el regimiento
de muerte
no montará una tienda
por los sangrientos voluntarios? Se
hunde roncamente, se hunde
hasta la napa:
el nombre de dios
se ahoga primero
y ella filtra su nada
para aliviar a los sedientos.
(Fuente: La rosa y su peste blog)
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