Helena
Toda Grecia detesta
esos ojos serenos en el rostro blanco,
el resplandor de olivos
donde ella se demora,
las manos blancas.
Toda Grecia denigra
ese pálido rostro cuando sonríe,
y el odio es más profundo
cuando crece en agobio y blancura,
al evocar los pasados encantos,
los dolores pasados.
Grecia mira, impasible,
a la hija del Dios, nacida del amor,
la belleza de sus pies fríos,
las esbeltas rodillas.
Amarían, sin duda, a la doncella
si yaciera,
blanca ceniza, entre funestos cipreses.
Versión Isaías Garde
Helen
All Greece hates
the still eyes in the white face,
the lustre as of olives
where she stands,
and the white hands.
All Greece reviles
the wan face when she smiles,
hating it deeper still
when it grows wan and white,
remembering past enchantments
and past ills.
Greece sees, unmoved,
God’s daughter, born of love,
the beauty of cool feet
and slenderest knees,
could love indeed the maid,
only if she were laid,
white ash amid funereal cypresses.
(Fuente: Biblioteca Ignoria)
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