TRATADO DE ORNITOLOGÍA
Se requiere ave,
un pájaro que resuma
la punta roja de la lengua, el rojo vértice de
las comisuras,
el vértice sur de la sustancia.
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Poblado el horizonte de pájaros
queda el pecho traspasado
al mundo del amor inventado.
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¿No os habéis dado cuenta?
El sol no asoma
hasta que las aves
recién peinadas
se alinean sobre las ramas.
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Amor mío,
canta ahora.
Hay un pájaro
examinador
en la ventana.
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El ave en tus ojos
se queja del paisaje.
Mira con cuidado.
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Aunque parezca del cielo,
no.
La clave del trino
se esconde en el cuerpecito
del pájaro.
Oh, cielos.
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Ahora miro el árbol
y me acuerdo de ti.
Y me pregunto por qué el árbol
atrae al pájaro.
No encuentro respuesta
más que mirándote.
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Soy una jaula.
Dentro,
un pájaro
que no vuela sin mí.
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Ver lo que nadie ve:
ver pájaro
y volar.
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Pese a ángeles, arcángeles y serafines
los pájaros
perduran.
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¿Quién habita el cielo
sino los pájaros?
Sus vaivenes continuos
han tejido
el azul imposible.
(Fuente: Octavo Boulevard blog)
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