viernes, 17 de marzo de 2023

Ledo Ivo (Brasil, 1924 - España, 2012)

 

Mi patria no es la lengua portuguesa.
La patria no es ninguna lengua.
Mi patria es la tierra blanda y pegostosa donde nací
y el viento que sopla en Maceió.
Son los cangrejos que corren en el barro de los manglares
y el océano cuyas olas continúan mojando mis pies cuando sueño.
Mi patria son los murciélagos colgados del techo carcomido de las iglesias,
los locos que bailan al atardecer en el hospicio junto al mar,
y el cielo curvado por las constelaciones.
Mi patria es el silbato de los navíos
y el farol en lo alto de la colina.
Mi patria es la mano del mendigo en la mañana radiante.
Son los astilleros podridos y los cementerios marinos
donde mis ancestros tuberculosos y con paludismo
no cesan de toser y temblar en las noches frías,
y el olor a azúcar en los almacenes de los puertos
y los peces que se debaten el las redes de los pescadores
y la lluvia que cae.
La lengua de la que me sirvo nunca es y nunca fue mi patria.
Ninguna lengua engañosa es la patria.
Ella sirve apenas para que yo celebre mi gran y pobre patria muda,
mi patria desdentada, sin gramática sin diccionario,
mi patria sin lengua y sin palabras.


 
Traducción: Nidia Hernández
 
(Fuente: Hugo Toscadaray)

 

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