sábado, 11 de marzo de 2023

Alejandro Méndez Casariego (Buenos Aires, 1952)

 



Akenatón a Nefertitis

 
Mientras yo viva, luna mía,
el mundo no adorará otros dioses
que los que el mundo vivo nos ha dado
 
No se prosternará ante imágenes
mitad criaturas humanas, mitad bestias
que la naturaleza se ha negado a engendrar
 
Somos frutos de la cópula
de la tierra y el sol
específicos y reales
como un amanecer en la rivera
pantanosa del Nilo
escarabajos en una arena que no tiene fin
 
Y en el sueño del tiempo
volveremos a ella, porque solo su demanda
es materia de fe: la interminable
única que aullará sobre la tumba
del último animal de su especie.
 
Ya vendrán por nosotros
pero la piedra que hemos puesto
rodará más allá de la memoria
y habrá una huella tendida en los confines
con la hendidura de nuestras sandalias
 
A los otros, en cambio
la nada extenderá un poder
cortado en piedra muerta
 
No hay, mi amor, monumento más alto
que aquel que siempre estuvo allí
y que la mano del hombre más experto
no ha conseguido tallar ni repetir
este no pide humillación ni sacrificio
otorga, en acto elemental que no requiere ritos
un don que solo aprecian
quienes, como tú y yo, amantes en los límites
carne que no tendrá testigos
despediremos al final
de nuestro último día.
 
 
(Fuente: Daniel Rafalovich)

 

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