MUERTE
DE A. D.
Y
ahí estar todavía ahí todavía ahí
apretado
a mi vieja tabla carcomida
de
días y noches ciegamente triturados
de
estar ahí de no huir de huir y estar ahí
inclinado
hacia la confesión de un tiempo agonizante
haber
sido lo que fue hace lo que hizo
de
mí de mi amigo muerto ayer la mirada brillante
los
dientes largos anhelante en su barba devorando
la
vida de los santos una vida por día de vida
reviviendo
en la noche sus negros pecados
muerto
ayer mientras que yo vivía
y
estar ahí bebiendo más alto que la tormenta
la
culpa del tiempo irremisible
agarrado
a la vieja madera testigo de partidas
testigo
de retornos
QUÉ
HARÍA YO SIN ESTE MUNDO SIN ROSTRO SIN PREGUNTAS
donde
ser no dura sino un instante donde cada instante
gira
en el vacío en el olvido de haber sido
sin
esta onda en donde al final
cuerpo
y sombra se confunden
qué
haría yo sin este silencio abismo de rumores
jadeando
furioso hacia la salvación hacia el amor
sin
este cielo que se eleva
sobre
el polvo de su lastre
qué
haría yo haría como ayer como hoy
mirando
por mi rendija si no estoy solo
para
errar y alejarme de toda vida
en
un espacio falso
sin
voz entre las voces
encerradas
conmigo
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