CANTOS
DURANTE LA HUIDA
Dura
legge d'Amor! ma, ben che obliqua,
Servar
convensi; però ch'ella aggiunge
Di
cielo in terra, universale, antiqua«
Petrarca,
"I Ttriunfi"
I
La
hoja de palma se parte con la nieve,
las
escaleras se derrumban,
la
ciudad yace tiesa y brilla
en
el extraño resplandor de invierno.
Los
niños gritan y suben
a
la colina del hambre,
comen
de la blanca harina
y
rezan al cielo.
La
rica quincalla invernal,
el
oro de las mandarinas,
vuela
en las ráfagas salvajes.
Rueda
la naranja sanguina.
II
Yo,
sin embargo, yazgo solo
encerrado
en hielo, lleno de heridas.
Todavía
la nieve
no
me vendó los ojos.
Los
muertos, abrazados a mí,
callan
en todas las lenguas.
¡Nadie
me ama ni ha agitado
una
lámpara para mí!
X
¡Oh
amor, que rompiste y tiraste
nuestras
cortezas, nuestro escudo,
el
cobijo y la herrumbre marrón de años!
¡Oh
penas, que pisándolo apagaron nuestro amor,
su
fuego húmedo en las partes sensibles!
Llena
de humo, sucumbiendo en el humo, la llama se repliega.
XII
Boca
que durmió en mi boca,
ojo
que vigiló mi ojo,
mano-
y
los que me arrasaron, los ojos!
¡Boca
que pronunció la sentencia,
mano
que me ejecutó!
XV
El
amor tiene un triunfo y la muerte tiene otro,
el
tiempo y el tiempo de después.
Nosotros
no tenemos ninguno.
A
nuestro alrededor sólo hundirse de astros. Destellos y silencio.
Mas
la canción por encima del polvo después
va
a superarnos.
(Fuente: Revista El humo)
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