Tus palabras no son...
Tus palabras no son
las que esperabas.
No abren las heridas
más profundas,
ni los gozos más íntimos,
tal vez definitivos.
Estás mudo, expectante,
y sabes, sin embargo,
que nada hay que esperar.
La posible amenaza,
la noticia feliz,
la misma paz posible
o imposible,
siempre están por llegar.
Hay acaso palabras
que pueden abrir puertas
y cerrarlas,
pero no las conoces.
Escribes porque sí.
El ruido de la pluma
en el papel,
el rumor que va entrando
por la abierta ventana
y el silencio,
sobre todo el silencio,
te dictan lo que escribes.
Aunque no es escribir
lo que te importa.
Quisiera ser un perro
los lunes y los miércoles,
sólo un hombre los martes
y los jueves,
no ser nada los viernes,
y en sábado y domingo
ser, por ejemplo, un dios.
Un dios que no supiera
que lo es,
pero hubiera encontrado
el hueso que buscaba.
las que esperabas.
No abren las heridas
más profundas,
ni los gozos más íntimos,
tal vez definitivos.
Estás mudo, expectante,
y sabes, sin embargo,
que nada hay que esperar.
La posible amenaza,
la noticia feliz,
la misma paz posible
o imposible,
siempre están por llegar.
Hay acaso palabras
que pueden abrir puertas
y cerrarlas,
pero no las conoces.
Escribes porque sí.
El ruido de la pluma
en el papel,
el rumor que va entrando
por la abierta ventana
y el silencio,
sobre todo el silencio,
te dictan lo que escribes.
Aunque no es escribir
lo que te importa.
Quisiera ser un perro...
Quisiera ser un perro
los lunes y los miércoles,
sólo un hombre los martes
y los jueves,
no ser nada los viernes,
y en sábado y domingo
ser, por ejemplo, un dios.
Un dios que no supiera
que lo es,
pero hubiera encontrado
el hueso que buscaba.
(Fuente: Asamblea de palabras)
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