Fotografía de Paul Cupido |
FIN DEL PENSAMIENTO
Había visto a las colinas beber el último tinte de luz,
Todas las formas se volvían brillantes
y desfallecían ante el aire pálido,
Hasta que por el traidor oriente cayó la noche
Y barrió el círculo de mi visión escasa.
Su belleza íntima, como un velo sin sentido,
Salió de la nada, como de un rostro vacío.
Sentí, al borde de mi ser, que todo se caía,
Y mi único cuerpo se enfrentó al espacio.
Oh, corazón... más asustado que las alas de un pájaro salvaje
Golpeando el prado, ahora, sin una ardiente marca
Dejada en la silenciosa nada de las cosas.
No te opongas a la oscuridad reinante;
Allí, mil veces esparcida, en esa mancha nublada,
Las estrellas son mundos que observan y no te ven.
THOUGHT'S END
I'd watched the hills drink the last colour of light,
All shapes grow bright and wane on the pale air,
Till down the traitorous east there came the night
And swept the circle of my seeing bare;
Its intimate beauty like a wanton's veil
Tore from the void as from an empty face.
I felt at being's rim all being fail,
And my one body pitted against space.
O heart more frightened than a wild bird's wings
Beating at green, now is no fiery mark
Left on the quiet nothingness of things.
Be self no more against the flooding dark;
There thousandwise, sown in that cloudy blot,
Stars that are worlds look out and see you not.
(Brooklyn, NY, 1899 - Connecticut, EE.UU., 1988)
No hay comentarios:
Publicar un comentario