UN POEMA DE PARAÍSO PORTÁTIL
DESPIERTO
Desperté encadenado en la panza de un barco esclavista. La curva de proa y el gemido de las vigas me acunaron. Cuando desperté de nuevo, me estaban azotando para que me levantara. Me desmayé y cuando desperté estaba sobre una tarima de subasta, mientras hombres de dedos cenicientos me revisaban los dientes. Con un grillete de hierro hincándose en mi cuello, caminé hasta que colapsé y al despertar el grillete se había vuelto horca, que halaron hasta asfixiarme. Los vi mirarme, incluso niñitos blancos que me señalaban con el dedo, hasta que todo se ennegreció. Me despertó el agua de las mangueras policiales tumbándome al suelo y dentelladas de perros en las canillas. Mientras el perro hundía sus dientes en mi pierna, un policía me pegó con su rolo hasta que me desmayé. Desperté en el piso 16 de un bloque de apartamentos, mirando por la ventana, con una vista nítida de la tierra que no me pertenece.
Roger Robinson
Un paraíso portátil
Traducción y prólogo de Elisa Díaz Castelo y Adalber Salas Hernández
Kriller71ediciones
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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