martes, 2 de agosto de 2022

Valerio Magrelli (Roma, Italia, 1957)

 

Cinco poemas de Ora serrata retinae

 
Traducción de Roberto Bernal
 
 

 

Publicado en abril de 1980 como parte de la colección “amarilla” de Feltrinelli y reimpreso en julio del mismo año, Ora serrata retinae contiene noventa poemas redactados a partir de 1974. Algunos de estos materiales (en particular, los relativos a la primera de las dos secciones que conforman el volumen) ya habían aparecido en revistas y antologías, pero con motivo del libro fueron modificados considerablemente. Hoy, casi diez años después de su aparición, la edición original se reproduce sin modificaciones, salvo porque se corrigieron algunos errores.

Solo quisiera añadir estas líneas animadas por una ingeniosa observación de Philippe Lejeune. En su estudio sobre El pacto autobiográfico, se lee: “Quizá realmente solo somos autores del segundo libro, cuando el propio nombre, impreso en la portada, se convierte en el ‘factor común’ de por lo menos dos textos distintos y que dan la idea de que una persona no se puede reducir a ninguno de sus textos en particular, pero que puede generar otros, superando a todos”. Según esta lógica, cada obra anterior corresponde a uno de los dos fuegos de una elipse inacabada.

Consideraciones parecidas me han intrigado especialmente después de entregar, en 1987, mi segunda colección de versos, es decir, Vetas y naturalezas. Guiado por razones, en gran parte decididamente supersticiosas, traté de colocar entre los dos trabajos una red espesa de simetrías y oposiciones, de modo que pudiera cruzar los siete años que los dividen como un acróbata con la red por debajo. Sin embargo, el interés por la hipótesis de Lejeune tiene sobre todo otro objetivo: profundizar, integrar y quizá hasta contradecir la idea de la visión que advierte Ora serrata retinae desde el título (una expresión latina del oculista que designa el “margen irregular de la retina”). Aprovechar la segunda obra ―es decir, este “golpe doble y estereográfico”― para pasar de la monoscopía a la estereoscopía, de la autoscopía a la heteroscopía, del monolito al fragmento, sacudiendo la superficie inmóvil de la primera colección, rompiendo su espejo, agitando el agua de la escritura hasta dividir las figuras que refleja.

Al proponerme esto, en realidad no hacía más que secundar ese sentimiento indefinido y disperso de la miopía que había destacado y, sobre todo, reprimido en mi primer libro, o quizá lo evidencié para reprimirlo. La insubordinación de la mirada: pensé en esto al elegir la fotografía Il miope (1930) de Arturo Bragaglia para la portada de la presente edición.

Es sabido que, para los presocráticos, pensar y ver constituían dos actividades casi indiscernibles entre sí. Uno de los resultados más sorprendentes de esta postura se encuentra en la etimología de la palabra “mística”. Con el vocablo mystes era designado el adepto de los misterios, el que cierra los ojos para indagar más allá. Según esta acepción, los términos “mística”, “miopía” y “misterio” derivan precisamente de una raíz única. Ciertamente se trata solo de conjeturas, contradichas por otras según las cuales, por ejemplo, todas estas palabras se remontan en cambio a la raíz indoeuropea mu, que indica el dedo puesto en los labios para intimar el silencio.

Sin embargo, en lo que a mí respecta, he preferido atenerme a la interpretación oftalmológica. Hay algo instructivo e inexplicable en esta mezcla de enfermedad y visión. Como si la claridad y la perspicacia solamente se pudieran realizar destacando sobre un fondo sucio, desengrasado, móvil, borroso y palpitante:

Bajo la luz abierta
el corazón del paisaje oscila
en sus límites
produce destellos
como un enjambre
que compone formas
en la fibrilación de su vuelo.

Un mundo sin anteojos parece un televisor que continúa encendido después de finalizar los programas. Aquí, en este espacio lleno de manchas hormigueantes, se aísla un rostro, el rostro de la mujer hacia la que nos inclinamos.

 

Cada noche, inclinado sobre el claro
huerto de las páginas,
tomo los frutos del día
y los reúno. Alineados
en hileras paralelas, transcurren los pensamientos,
rastros de cuidadosas uniones.
Mi vida está ligada
a la cosecha de la fruta,
a su consumo cotidiano, sencillo.
No hay ninguna lógica en tomar
las flores o los frutos secos. La única,
y es más que suficiente, está en la germinación
espontánea y vegetal de la idea.
Lenta conmoción que modifica
la tierra que la concibe. O la cocina
sin adornos del comensal.

 

Ogni sera chino sul chiaro
orto delle pagine,
colgo i frutti del giorno
e li raduno. Allineati
su filari paralleli corrono i pensieri,
tracce di accorti innesti.
La mia vita è legata
al frugale raccolto,
il suo consumo è quotidiano, dimesso.
Nessuna logica è nel prendere
i fiori o i frutti secchi. L’unica,
e può bastare, è in questa secrezione
spontanea e vegetale dell’idea.
Lenta commozione della terra
che turbata la concepisce. O la cucina
per il suo disadorno commensale.

 

 

De acuerdo a las estaciones
el rastro del arroyo
atraviesa estas hojas.
Ahora está seco, delgado
y el agua silenciosa;
más tarde, oscuro y crecido,
arrastrará con él
piedras y extrañas raíces blancas.
Ignoro qué gobierna la conmoción
interna de la corriente
y sus ritmos. De modo que no puedo,
como un antiguo agricultor,
esperar la hora de la inundación,
ni provocarla. Pero un día quiero
recostarme sobre la página y dormir,
y convertirme en mi propio culto.

 

Secondo le stagioni
il torrente del segno
attraversa questi fogli.
Ora è secco e gracile
e l’acqua silenziosa;
poi scuro e gonfio
trascinerà con sé
sassi e strane radici bianche.
Ignoro cosa governi l’interna
commozione della corrente
ed i suoi ritmi. Cosí non posso,
come un antico agricoltore
attendere l’ora della piena,
né provocarla. Ma voglio un giorno
distendermi nella pagina e dormire,
e diventare la mia stessa reliquia.

 

 

En realidad esta sólo es una paciente
investigación meteorológica de lo humano.
Atento análisis de las mareas del pensamiento
y de las mutaciones de la carne,
que la atraen como un planeta silencioso.
Cálculo de las corrientes y los vientos,
de los climas y de las ondulaciones
gráficas del espíritu, redacción
de las efemérides corporales.
Observatorio aislado de cada variación
que la mente proyecta sobre el cielo del cráneo.
Pero, en todo esto, todavía
no puedo predecir
el paso de los cometas y de las mujeres.

 

Questo studio è in realtà soltanto
una paziente meteorologia dell’uomo.
Accorta analisi delle maree del pensiero
e delle mutazioni della carne,
che come un pianeta silenzioso lo attrae.
Calcolo delle correnti e dei venti,
dei climi e delle oblique
isobare dello spirito; stesura
delle effemeridi corporali.
Osservatorio appartato d’ogni variazione
che la mente proietta sul cielo del cranio.
Ma in tutto questo ancora
non riesco a prevedere
il passaggio delle comete e delle donne.

 

 

Hoja blanca
como la córnea de un ojo.
Me dispongo a bordarle
un iris y en el iris dibujar
el profundo remolino de la retina.
Entonces la mirada
emergerá de la página
y se abrirá un vértigo
en este cuadernito amarillo.

 

Foglio bianco
come la cornea d’un occhio.
Io m’appresto a ricamarvi
un’iride e nell’iride incidere
il profondo gorgo della retina.
Lo sguardo allora
germinerà dalla pagina
e s’aprirà una vertigine
in questo quadernetto giallo.

 

 

Es especialmente en el llanto
que el alma manifiesta
su presencia
y, por una secreta compresión,
transmuta el dolor en agua.
Por lo tanto, la primera gemación
del espíritu está en la lágrima,
palabra transparente y tranquila.
De acuerdo a esta alquimia elemental
realmente el pensamiento se transforma en sustancia
como una piedra o un brazo.
Y no hay alteración en el líquido,
tan sólo el mineral
melancólico de la materia.

 

È specialmente nel pianto
che l’anima manifesta
la sua presenza
e per una segreta compressione
tramuta in acqua il dolore.
La prima gemmazione dello spirito
è dunque nella lacrima,
parola trasparente e lenta.
Secondo questa elementare alchimia
veramente il pensiero si fa sostanza
come una pietra o un braccio.
E non c’è turbamento nel liquido,
ma solo minerale
sconforto della materia.

 


Valerio Magrelli / Roma, Italia, 1957. Poeta, ensayista y traductor. Ha publicado los libros de poesía Ora serrata retinae (1980), Nature e venature (1987), Esercizi di tipologia (1992), Didascalie per la lettura di un giornale (1999), Disturbi del sistema binario (2006) e Il sangue amaro (2014), casi todos traducidos al español y publicados en diversas casas editoriales de Iberoamérica. Entre los múltiples reconocimientos que ha recibido, cabe destacar el Premio Feltrinelli, otorgado por la Accademia Nazionale dei Lincei. Como traductor, se ha ocupado de autores como Paul Verlaine, Paul Valéry, Molière y Roland Barthes.


Roberto Bernal

/ Villa Madero, Guerrero, 1975. Escritor y cocinero. Ha publicado notas, fotografías, traducciones y textos narrativos en las revistas El poeta y su trabajoLa TempestadCrítica de la BUAP, Este PaísEl coloquio de los perros (España), La Santa CríticaAltazor (Chile), Nueva ProvenzaVallejo & Co. (Perú), Mula BlancaMalatesta y en el suplemento La Jornada Semanal. Tradujo del italiano, entre otros, a Sandro Penna, Giorgio Caproni, Andrea Zanzotto, Giorgio Agamben y Antonia Pozzi. Ha dedicado más de veinte años de investigación al trabajo de Jesús Gardea y coordinó, junto con Daniel Samperio, el libro Casi toda la luz. Textos críticos en torno a Jesús Gardea, editado por la Universidad Autónoma de Querétaro en 2019.



(Fuente: Periódico de poesía.unam.mx)

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