AMOR AMAR
a Pedro Lemebel y Camilo Sesto,
in memoriam
Había guardado aquel beso de fuego veinte años
desde mis veinte años de fuego
en aquel fuego de veinte años consumido hace ya
no sé cuántos amores perdidos
en el doloroso cortejo de las ilusiones,
o en vuelos levantados cuando aún tenía alas
para decirte mis heridas,
y el cielo viraba a sepia o leopardo,
y el corazón mostraba visibles síntomas de arritmia
y bradicardia que era imposible esconder.
Había guardado aquel beso cielorraso y arrugado
como una carta con destinatario pero sin destino
cuyo remitente no se deshace de ella
porque así no termina nunca de despedirse.
¿Qué son veinte años
para un beso que jamás despegó de mi boca,
para un pájaro siempre sediento
que no sabía esconder sus heridas entre las alas?
Beso de veinte años que seguirás siendo una flor extraña,
que morirá un día sin tocar tu boca,
enredado en estas palabras,
recuerdo prohibido que llevo por las calles
como un pájaro ronco cerrado en mi puño.
Fue entonces cuando te vi por última vez,
tan mayor, tan diferente
a cuando tenías veinte años
y sin embargo aún hermosa,
como aquellas canciones de juventud
que ya no nos atrevemos a tararear
pero igualmente nos turban y emocionan
porque traen con ellas
la tibieza de la primera vez
que unos labios temblorosos
nos arrancaron de cuajo la inocencia.
Ya ves, me siguen faltando alas
para decirte mis heridas, pero…
amor, si tu dolor fuera mío
y el mío tuyo
qué bonito sería amor amar.
En: Voces del Extremo Bilbao / Bilbao Muturreko Ahotzak. Ed. Amargord, 2021
(Fuente: Voces del extremo)
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