3 poemas de DESEO DE NO SER YO
EL ANGEL DE LA CASA
La única manera de fulminarte,
la única de cortar tus alas, arruinar tu discurso
envolverte en mis razones como una corteza
es o sería contestar directamente tu violencia
y sólo el resto más imprescindible.
Mas luego ¿qué?
animal de pico peligroso como el de las gaviotas,
animal político falsamente par
¿Qué piensas hacer conmigo?
¿Qué premio me darás por
bailar en la palma de tu mano?
Detrás de esa cortina, ¿qué?
Cuando no sepa más convertir mi hartazgo,
mi infelicidad mi ira en acción política
por cansancio, por vergüenza dime
¿A dónde acudiré yo si no están mis hermanas?
El chillido de los conejos es angustioso
pero sería un error olvidarlo
porque solo nosotras, las desolladas,
sabemos lo que nos conviene
y también, muy de vez en cuando,
lo que nos absuelve.
Y por más que lo nuestro sea
apenas un breve instante en mitad de algo,
nos bastará con tener los ojos bien abiertos
y caer como una piedra, ay,
sobre tu miserable nuca.
WHISPERS
Las negociaciones entre tú y yo
no van mal del todo.
A estas alturas conozco bien lo que te gusta:
pechos, perfume, pestañas,
lo que sientes cuando me ves
con las piernas abiertas.
Aunque no siempre tenga ganas
- caramelos ensartados en un palo de cerezo -
en ocasiones acepto e inclino mi cintura.
En otras, no.
Tengo nombres para cada uno de tus estados de ánimo:
alto, acalorado, fogoso, indescifrable
ambiguo, olvidadizo, feroz, indiferente
Pero tú – que yo sepa -
no has encontrado ninguno para mí.
Las urracas croan como sapos,
y aterido bajo un abrigo de piel
tu resoplas y ocultas bajo la barba
el sulfuroso encanto de una sonrisa.
De acuerdo, haremos este viaje juntos
lo que significa, creo, que tendremos que hablar.
No faltarán buenos temas, imagino,
pues nos unen muchas cosas:
libros, pendientes, fragmentos y las migas
que como pulgarcitos dejábamos caer por el camino
o también, cómo era mirarse con tanto disimulo
para que el corazón no nos delatase.
¡Ah, se me olvidaba!
también los susurros.
*
Agrietada, su confusión enramada
como la de una niña
que teme perder su sitio
y que la expulsen del juego
Sin mover los pies
o tropezando sobre el agua,
las rosas golpeando sus tobillos
al azar.
Y más luego, inclinarse sobre el rio,
al derretirse de los glaciares
donde tantas veces soñó
con desaparecer.
Rondar alrededor del globo
como si todo hubiera sucedido
de la noche a la mañana,
acostarse en una vida,
despertarse en otra
y seguir sin que pase nada
solo a veces, un dolor trémulo
que le quita el sueño,
un dolor pesado, devastador,
un dolor sin dolor tú ya me entiendes,
de cuando se esforzaba por pasarlo
con agua del grifo
a pequeños sorbos
hacia los fiordos de la úvula
para no atragantarse.
y después, enseguida, vomitarlo,
reconocer que se había ido haciendo vieja,
que el tiempo había pasado
pero que ella, todavía,
seguía estando viva.
En: Deseo de no ser yo. Ed. La Vorágine, 2021
(Fuente: Voces del extremo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario