No son los caballos
Lo que me encanta no son los caballos, con su actual
expectativa de vida doméstica de 25 años. Lo que me encanta
es un bicho que vive un solo día, en especial si
es un día tremebundo, un día en el que un tren se descarrila
o se vierten químicos en un lago o un policía confiesa
que hubo encubrimiento, un día en el que nadie piense
en ninguna otra cosa, y mucho menos en ese bicho, yo sé
lo que se siente, yo que nací en esta época asquerosa,
que nací en el pecado. Todo el mundo está en otra,
tan perturbados que se olvidaron de matarme,
y ni siquiera eso me mantiene viva. Comparto
mi casa no con caballos sino con una perrita
que ve mal cuando se hace de noche,
amenaza a los troncos y les hace conocer su musculatura
a todas las estatuas. Me gustaría que tuviera un solo día de palabras,
para así tranquilizarla: “No tengas miedo, todo nuestro mundo
está muerto y no puede lastimarte”.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg
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