Queja de un poeta frustrado
Juzgamos simplemente por la apariencia:
si no puedo pensar de forma diferente, al menos puedo parecer curioso.
Así que me dejé crecer tanto el cabello
que mi madre no me conocía,
hasta que en un club nocturno una mujer dijo,
cuando yo pasaba:
"Hola, he aquí Salomé..."
Miré en el sucio cristal de montura dorada,
y ¡ay, Salomé! Allí estaba yo
totalmente enjoyado, medio vampiro,
con el alma en mis ojos flotando alelada
como el recolector de la proverbial salicornia
encima del borde del peñasco del sentido,
mirando hacia abajo desde el peligroso promontorio
hacia un abismo de noche ventosa.
Y hay paja en mi tempestuoso cabello,
y no soy un poeta: ¡mas nunca desespero!
Viviré locamente los poemas que nunca escribiré.
Aldous Huxley, incluido en Eterna cadencia (11 de enero de 2018, Argentina, trad. de Jesús Isaías Gómez López).
(Fuente: Asamblea de palabras)
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