La hora de despertar
Llena de contradicciones, ya sobre nosotros
la hora de despertar, y a nuestro alrededor
la mañana, el sentido de existencia
y las tres dimensiones
llegando a un mismo tiempo, blanqueando las almohadas y paredes.
Y yo me elevo flotando, desde mis propias profundidades,
con una mujer a mi lado,
preguntándome, preguntándome soy real
o un ángel atrapado en el vaso de una plegaria nocturna
y he entrado en su vida, y estaré allí
con los otros objetos, clavado a la pared
como una permanencia, o un hábito,
alcanzando humanidad, logrando un promedio
entre sagrado y profano mediante los largos desgastes
que el matrimonio y el trabajo imponen . . . imponen
Líbranos, Señor, de la pérdida de intensidad
ahora y todos los días
de un comienzo vigoroso, que desaparece
con la primera palabra dicha, el primer pájaro
en dar una nota falsa
o la ciudad anunciándose a sí misma
con ruido blanco y bocinas, entregando
a nuestras almas incorpóreas
donde sea que estemos, los frutos temporales
del Edén, el pasado y el futuro nuevamente.
.....
(Fuente y Trad.: Gerardo Gambolini)
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