¿Quo vadis?
¿Dónde caíste, Patria
insomne,
como el astro del
cuento,
como la ebria que se estrella
contra un poste de luz?
Tu masa más densa,
más austera,
más sólida
más real,
puede comprimirse y
caber en un dedal,
o en el bordado de
aquella blusa.
De que estés, no hay duda.
¿Pero a dónde vas?
Entre los humos de una
guerra entre todos,
en la que nadie
sino mercenarios
participan
las balas que vuelan no
tienen convicciones,
son de paga federal,
estatal o de este capo o el otro etcétera…
Ráfagas a sueldo,
te nos escapas, Patria
en fuga.
(Tu aliento
de miel
de ráfagas a sueldo.)
(Tu aliento de ajo y
chocolate y chiles diversos.)
(Tu aliento a piedra de
moler,
molcajete y ajo y miel
y chiles y pimienta y canela.)
(Tu aliento a piedra
del sacrificio,
a sangre,
al corazón que aún palpita.)
(Fuente: La parada poética)
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