DESNUDO
EN BARRO
Como horribles
batracios a la atmósfera,
suben visajes
lúgubres al labio.
Por el Sahara azul de
la Substancia
camina un verso gris,
un dromedario.
Fosforece un mohín de
sueños crueles.
Y el ciego que murió
lleno de voces
de nieve. Y madrugar,
poeta, nómada,
al crudísimo día de
ser hombre.
Las horas van
febriles, y en los ángulos
abortan rubios siglos
de ventura.
Quién tira tanto el
hilo; quién descuelga
sin piedad nuestros
nervios,
cordeles ya gastados,
a la tumba?
Amor! Y tú también. Pedradas
negras
se engendran en tu
máscara y la rompen.
La tumba es todavía
un sexo de mujer que
atrae al hombre!
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