El abismo del Señor Cogito
En casa no hay peligro
pero detrás del umbral
cada vez que el Señor Cogito
sale por la mañana a pasear
se abre delante de él
un abismo
no el abismo de Pascal
tampoco el despeñadero de Dostoyevski
es un abismo
justo a la medida
del Señor Cogito
su calidad particular:
nada insondable
ni aterrorizador
lo sigue como si fuera una sombra
lo espera frente a la panadería
en el parque junto con el Señor Cogito
por encima de su hombro
lee el periódico
molesto como un tumor
apegado como un perro
y ni siquiera tan profundo
para absorberlo con la cabeza
las piernas y las manos
un día
el abismo tal vez se haga más grande
más maduro
se ponga serio
¡ay si se supiera
qué agua darle
con qué semilla
alimentarlo!
ahora
basta con que el Señor Cogito
recoja un puñado de arena
para taparlo
sin embargo no lo hace
al regresar a casa
deja al abismo tranquilo
detrás del umbral
ocultándolo cuidadosamente
con un viejo trapo
pero detrás del umbral
cada vez que el Señor Cogito
sale por la mañana a pasear
se abre delante de él
un abismo
no el abismo de Pascal
tampoco el despeñadero de Dostoyevski
es un abismo
justo a la medida
del Señor Cogito
su calidad particular:
nada insondable
ni aterrorizador
lo sigue como si fuera una sombra
lo espera frente a la panadería
en el parque junto con el Señor Cogito
por encima de su hombro
lee el periódico
molesto como un tumor
apegado como un perro
y ni siquiera tan profundo
para absorberlo con la cabeza
las piernas y las manos
un día
el abismo tal vez se haga más grande
más maduro
se ponga serio
¡ay si se supiera
qué agua darle
con qué semilla
alimentarlo!
ahora
basta con que el Señor Cogito
recoja un puñado de arena
para taparlo
sin embargo no lo hace
al regresar a casa
deja al abismo tranquilo
detrás del umbral
ocultándolo cuidadosamente
con un viejo trapo
Zbigniew Herbert, incluido en Poesía polaca contemporánea (UNAM, México, 2008, selec. y trad. de Krystyna Rodowska).
(Fuente: Asamblea de palabras blog)
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